En los rincones más antiguos de Guatemala, existe una leyenda que revive cada Semana Santa: la del carruaje de la muerte. Se dice que, pasada la hora de las ánimas, cuando el reloj marca las 11 de la noche, un escalofriante sonido invade las calles: el galope de caballos negros con ojos de fuego que arrastran un carruaje espectral.
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Según los relatos, este carruaje no lleva pasajeros vivos. Se cree que recoge las almas en pena o anuncia la muerte de alguien cercano. Los que han tenido la mala fortuna de verlo cuentan que su sola presencia hace que el ambiente se vuelva helado y el silencio, insoportable. Las ventanas se cierran, las luces se apagan, y nadie se atreve a salir hasta que el sonido se disuelve en la distancia.
Aunque muchos afirman que es solo un mito, cada año durante la Semana Santa, surgen nuevos testimonios. Algunos aseguran haber escuchado el retumbar de los cascos en la madrugada, especialmente en barrios antiguos o cerca de cementerios. Sea verdad o no, el carruaje de la muerte sigue siendo uno de los relatos más escalofriantes del folclore guatemalteco.
